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Historia de la Persecución - Corrección de datos históricos en Descripción

Loud Cry
Loud Cry - 59 Views
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Published on 10 Mar 2024 / In Non-profits and Activism

Serie: Señales de la Venida de Cristo
Desde Riverside, CA
Pastor Hugo Gambetta
Enlace original - https://youtu.be/0fCsGJ-2ds4

Para aclarar un punto sobre la justicia de Dios en el minuto 00:16:43, los refiero a un video posterior del Pr., titulado "Cuanto Falta aun para la Venida de Cristo" - https://youtu.be/49OT0gVgrpQ

Corrección de datos históricos:

Tanto las cenizas de Hus como las de Jerónimo, cuando fueron consumidos por las llamas, fueron arrojadas al rio Rin.

«Cuando el cuerpo de Hus fué consumido por completo, recogieron sus cenizas, las mezclaron con la tierra donde yacían y las arrojaron al Rin, que las llevó hasta el océano. Sus perseguidores se figuraban en vano que habían arrancado de raíz las verdades que predicara. No soñaron que las cenizas que echaban al mar eran como semilla esparcida en todos los países del mundo, y que en tierras aún desconocidas darían mucho fruto en testimonio por la verdad. La voz que había hablado en la sala del concilio de Constanza había despertado ecos que resonarían al través de las edades futuras. Hus ya no existía, pero las verdades por las cuales había muerto no podían perecer. Su ejemplo de fe y perseverancia iba a animar a las muchedumbres a mantenerse firmes por la verdad frente al tormento y a la muerte. Su ejecución puso de manifiesto ante el mundo entero la pérfida crueldad de Roma. Los enemigos de la verdad, aunque sin saberlo, no hacían más que fomentar la causa que en vano procuraban aniquilar.» CS54 p. 117-118 (El Conflicto de los Siglos ed.1954)

Y de Jerónimo está escrito:

«Las últimas palabras que pronunció cuando las llamas le envolvían fueron una oración. Dijo: “Señor, Padre todopoderoso, ten piedad de mí y perdóname mis pecados, porque tú sabes que siempre he amado tu verdad.”—Bonnechose, lib. 3, págs. 185, 186. Su voz dejó de oírse, pero sus labios siguieron murmurando la oración. Cuando el fuego hubo terminado su obra, las cenizas del mártir fueron recogidas juntamente con la tierra donde estaban esparcidas y, como las de Hus, fueron arrojadas al Rin.

»Así murieron los fieles siervos que derramaron la luz de Dios. Pero la luz de las verdades que proclamaron—la luz de su heroico ejemplo—no pudo extinguirse. Antes podían los hombres intentar hacer retroceder al sol en su carrera que apagar el alba de aquel día que vertía ya sus fulgores sobre el mundo.» CS54 p. 123 (El Conflicto de los Siglos ed.1954)

Del que anteriormente se le exhumaron sus huesos fue de Wiclef:

«Los papistas fracasaron en su intento de perjudicar a Wiclef durante su vida, y su odio no podía aplacarse mientras que los restos del reformador siguieran descansando en la paz del sepulcro. Por un decreto del concilio de Constanza, más de cuarenta años después de la muerte de Wiclef sus huesos fueron exhumados y quemados públicamente, y las cenizas arrojadas a un arroyo cercano. “Ese arroyo—dice un antiguo escritor—llevó las cenizas al río Avón, el Avón al Severna, el Severna a los mares y éstos al océano; y así es como las cenizas de Wiclef son emblema de sus doctrinas, las cuales se hallan esparcidas hoy día por el mundo entero.”—T. Fuller,Church History of Britain,lib. 4, sec. 2, párr. 54. ¡Cuán poco alcanzaron a comprender sus enemigos el significado de su acto perverso! CS54 p. 103 (El Conflicto de los Siglos ed.1954)

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