Combatiendo la electropolucción: 5G y electrosmog
La Internet de las cosas ha llegado para quedarse. Aunque el 5G ha tenido numerosos detractores, su instalación resulta imparable: el apagón digital definitivo para desplegar la nueva generación de telefonía móvil se consumará del 1 al 14 de octubre, dando pie a la última fase del proceso de liberación de la banda de 700 megahercios (MHz), conocido como segundo dividendo digital –y la que, según rumores, atraviesa las paredes-.
Sin embargo, las quejas contra el 5G pesan, entre otras cosas, por el bienestar social que sus manifestaciones reivindican. La electrosensibilidad o hipersensibilidad electromagnética continúa estancada en el punto del debate: mientras todavía no se tiene claro si puede catalogarse o no como enfermedad, también hay quien la trata como si fuese una mera alergia a la electricidad, y no los resultados de un exceso de la misma.
La OMS por su parte sí que reconoce su existencia, pero sostiene que no hay estudios ni hechos refutables que demuestren que un exceso de electricidad puede ser dañino para un cuerpo adulto. Simplemente, alega que las causas de su desarrollo son desconocidas. Aun con todo, el ‘electrosmog’ supone un miedo para muchos ciudadanos, pese a que se han registrado cambios en la legislación en numerosos países para controlar la instalación de antenas y lo que su uso conlleva. En Francia, por ejemplo, surgió una ley para proteger a los niños del WiFi, prohibiéndolo en los colegios de primaria y guarderías.
Que la ‘electro-polución’ no se haya podido demostrar según organismos como la OMS, no significa que no sea recomendable utilizar la tecnología con moderación. ¿Cómo erradicar la ‘contaminación electromagnética’? El electrosmog, llamado también ‘el asesino silencioso’ puede combatirse con una serie de pautas. En este breve vídeo se dan algunos consejos al respecto.