El Cosmoteísmo del Dr. Willian Pierce

“Los parientes mueren y el ganado muere, y así uno mismo debe morir. Pero hay una cosa que yo conozco que nunca muere, y ello es la fama de las acciones de un hombre muerto.”

El filosofo alemán Arthur Schopenhauer expresó esencialmente la misma idea cuando dijo:

“Lo más que un hombre puede esperar es un pasaje heroico a través de la vida”.

La grandeza, en otras palabras, en vez de la felicidad, es la marca de una buena vida. No sugiero que todos pensemos en términos de volvernos famosos o que muramos heroicamente en el campo de batalla con espada o arma en mano. Algunos de nosotros tal vez se nos conceda esto. Pero lo que es importante, lo que todos nosotros podemos hacer incluso aquellos que pensemos de nosotros mismos como básicamente no heroico. Es adoptar una actitud ante la vida y ante la muerte que está implícito en las antiguas sagas y en el enunciado de Schopenhauer.
Esa actitud, la actitud de vivir por motivo de la eternidad, de vivir con la eternidad siempre en mente, en vez de vivir solo para el momento. La actitud de que el individuo no es un fin en sí mismo sino que vive por algo y a través de algo más grande; en particular por y mediante su comunidad racial, la cual es eterna parece haber eludido a muchos de nosotros hoy. Es una actitud que es diametralmente opuesta a la actitud judía del materialismo y egoísmo; y sin embargo, es la extraña actitud judía la que sido adoptada por la mayoría de la gente hoy en día. Hemos elegido la felicidad en vez de la grandeza; el momento en vez de la eternidad. Nos hemos convertido en una nación, una raza entera, de buscadores de sí mismos a tiempo completo; una raza preocupada por una sola cosa, la auto-gratificación. El hombre promedio, claro está, siempre ha sido de vista corta, y sus intereses siempre han estado limitados a su propio bienestar. Así que el materialismo de hoy del que he estado hablando es un asunto de cierto grado, tiene un agarre más fuerte en el hombre en la calle, del que previamente alguna tuvo; pero lo que es peor, es que hoy también tiene su agarre sobre nuestros líderes; en nuestros maestros; en nuestros poetas y filósofos e interectuales; he incluso en nuestros sacerdotes. Ha saturado tan a fondo las almas de todos nosotros que hemos reaccionado a ello convirtiéndonos espiritualmente enfermos. Y esta es la razón, esta enfermedad espiritual, esta perdida de nuestras almas. Esto es por lo que estamos en tal conflicto hoy y por lo que estaremos en peores conflictos mientras pase el tiempo; y por lo que no podremos vencer a los problemas que enfrentamos a menos que sea curada.

Y por favor no me malentiendan, no estoy hablando acerca de los “salarios del pecado” y en el sentido que muchos de nosotros estamos familiarizados; no estoy hablando acerca de una deidad antropomórfica, algún padre celestial sentado en su trono en el cielo castigándonos, guardándonos de superar nuestros enemigos por que no cumplimos con sus mandamientos. No, eso no tiene sentido. No estamos siendo castigados por algún ser sobrenatural.
Estamos en problemas, por la misma razón que un explorador en una densa e irrastreable jungla se encuentra en problemas cuando pierde su brújula y no puede ver el cielo a través del denso follaje. No se sabe ya qué dirección tomar; ese es nuestro más fundamental problema. No sabemos adónde vamos, no tenemos sentido de orientación, nos hemos salido del camino. Pero eso es algo que en verdad no tengo por qué decirles; por que todos aquí sabemos, e incluso sin entender el cómo o el porqué es que lo sabe, aun así entiende que el presente curso que nuestra sociedad ha tomado, está errado, no es natural, es malvado. Todos sabemos que es incorrecto aceptar la actitud de “yo estoy bien, preocupate por lo tuyo” que prevalece el día de hoy. Sabemos que está mal vivir solo para el presente, olvidar el pasado e ignorar el futuro, tener la auto-gratificación instantánea como nuestra única meta. Por eso estamos aquí hoy.

Nosotros sabemos que hay algo más, otra cosa, un mejor camino. Nosotros sabemos esto por la misma razón que estamos atraídos a la belleza y la nobleza; y somos repelidos por lo feo y lo bajo, a pesar de las modas artificiales de nuestros días. Lo sabemos porque muy adentro de todos nosotros, en el alma de nuestra raza, hay una fuente de sabiduría divina, de una sabiduría de edades de antigüedad, una sabiduría tan antigua como el mismo universo. Esa es la sabiduría, la verdad, que nosotros queremos hacer la base de nuestra política nacional. Es una verdad de la que muchos de nosotros hemos estado inconsciente toda nuestra vida. Pero que ahora tenemos una oportunidad de entender clara y precisamente. Nuestra verdad nos dice que ningún hombre, ninguna raza, ni tampoco este mundo, existe como un fin en sí mismo. Lo único que existe como un fin en sí mismo, es el Todo, del cual las cosas que he mencionado forman parte. El universo, es la manifestación física del Todo, el Todo está continuamente cambiando y siempre lo estará. Está evolucionando, eso es que siempre se está moviendo siempre a lo más complejo a estados más elevados de la existencia. El desarrollo de la vida en la Tierra a partir de la materia no vida, alguna vez fue un paso en este proceso evolutivo sin fin. La evolución de criaturas parecidas al Hombre a partir de formas más primitivas de vida fue otro paso. La diversificación de estas criaturas en varias razas y sub-razas, y la continua evolución de estas razas en diferentes partes del mundo y a diferentes razones, han sido la continuación de este proceso. La entera evolución de la vida en la Tierra desde su comienzo hace 3 mil millones de años, y en un sentido más general, la evolución del Universo por un período mucho más largo antes de la aparición de la vida, esto es una evolución, no solo en el sentido de producir formas físicas aun más desarrolladas, sino que también es una evolución en el consciente, en la autoconciencia del Todo. Desde un inicio el Todo, el Creador y auto creado, ha seguido, de hecho ha encarnado un impulso ascendente, un impulso a niveles más y más altos de autoconciencia, hacia estados cada vez más cercanos a la perfección de auto-realización.

En el hombre, en nuestra raza en particular,este ascendente, esta chispa divina, nos ha traído a un nuevo umbral. Un umbral tan importante como aquello que separaba la materia no viva de hace 3 mil millones de años de la materia viva a la cual evolucionó. El umbral de nuestros días es un umbral de la propia consciencia. Estamos ahora ante el borde de un entendimiento completo del hecho de que nosotros somos una manifestación del creador, que nosotros somos el significado y la substancia del Todo, del cual somos parte, al que se puede continuar su auto evolución. Cuando entendamos esto, cuando prestemos atención a la chispa divina dentro de nosotros entonces podremos una vez más andar por el camino ascendente que nos ha llevado del sub-hombre al hombre y que nos puede conducir ahora del hombre al superhombre y más allá. Pero no podemos hacer esto, no podemos encontrar el camino sin esta consciencia, sin este entendimiento, que la responsabilidad es nuestra, que no somos los objetos de juego de Dios, sino que nosotros mismos somos una manifestación de Dios y que podemos convertirnos, debemos convertirnos ahora en una manifestación consciente. Solo de ese modo podremos cumplir nuestro destino ordenado.
Déjenme enfatizar otra vez, en otras palabras, lo que les he dicho antes hasta este momento acerca de construir una base espiritual para nuestro trabajo político. El enfoque de largo alcance de esta misión es necesario, absolutamente necesario e inevitable. Los acercamientos de corto alcance que otros patriotas están intentando y han estado intentando por muchas décadas ya; los miles de abordajes ad-hoc, de rápido y fácil acercamiento, ya sea rebelándose a los impuestos o lanzar bombas, no pueden resolver los problemas últimos los cuales encaramos, no pueden darnos de vuelta nuestras almas. Debería parecer irónico que debiésemos planear en conquistar y transformar al mundo entero, que deberíamos planear para la eternidad; donde nadie más ha logrado hacer un plan exitoso para alcanzar metas mucho más limitadas; restaurar la constitución por ejemplo o sacarnos de la OTAN, o de la UE,o de las Naciones Unidas, o simplemente suprimir el interés del dinero o la usura. Pero es la misma cortedad de vista de aquellos trabajando por estas metas limitadas lo que ha sido la causa de su fallar. Y es nuestro enraizamiento en nuestros planes en la eternidad lo que nos da la confianza en su triunfo último, sin importar cuánto nos tome.
Así que se les digo de nuevo, nuestro enfoque no es solo un asunto de elección, es necesario, no hay otro modo más que el nuestro, solo hay un camino. Y hay algo más que debemos entender, nuestra filosofía, nuestra búsqueda por el camino ascendente no es algo que debamos aceptar a regañadientes, porque lo veamos necesario como una solución a nuestro problema racial, y a nuestro problema judío, a nuestro problema comunista, y nuestro estado de sitio. Algo que aceptamos por que no podemos encontrar una manera más fácil de abordar cada uno de estos problemas. ¡No!, si lo vemos de ese modo, entonces no nos hemos librado a nosotros mismos de la vista corta que ha sido nuestra maldición en el pasado. Debemos entender que la verdad en la cual estamos parados transciende todos los problemas del presente. Encontrar una vez más nuestra dirección al único camino verdadero transciende toda cuestión de economía, política, sociedad o religiosa, y en manera última, incluso racial. Al igual que la eternidad transciende el mañana. Así que dejemos de poner la carroza antes del caballo, mental y espiritualmente. Quitémonos nuestras vendas mentales, percatémonos que la verdad tiene un valor en sí mismas, y que la dedicación a la verdad es una virtud por sí misma. Más aun en un mundo, en donde la falsedad parece reinar. Los problemas que afrontamos en el mundo de hoy son problemas serios, y deben ser resueltos; pero la primera y más importante tarea, la labor sobre la cual todos nuestros problemas deben eventualmente de depender para sus soluciones, pero la tarea que también seria importante para nosotros a cumplir incluso si todos nuestros otros problemas no existirían; es la tarea, la única tarea, asignada a nosotros por la creación. Esa es la tarea de alcanzar una consciencia completa de nuestra unidad con el Todo. Consciencia de que somos parte de la creación y que nuestro destino es alcanzar ese sencillo propósito por el cual el universo existe, la auto realización de la creación. Nuestra verdad, es una verdad muy sencilla, pero sus implicaciones son enormes más allá de la imaginación; en la extensión que le entendamos y aceptemos no separa de todo la gente a nuestro alrededor. Nuestra aceptación de esta verdad nos marca como los únicos adultos en un mundo de niños. Por que implícito en lo que creemos es nuestro reconocimiento y aceptación de nuestra responsabilidad por el futuro del universo. El destino de todo lo que será, descansa en nuestras manos ahora. Esa es un terrible y asombrosa responsabilidad, una responsabilidad aplastante. Si fuésemos solo hombres, no podríamos con la carga, deberíamos inventarnos algún ser sobrenatural a quien cargarle nuestra responsabilidad. Pero debemos y podemos con la carga cuando entendamos, que nosotros mismos, encarnamos esa chispa divina que es el impulso ascendente del universo. La aceptación de nuestra verdad no solo nos carga con la responsabilidad que muchos hombres han evitado a través de la historia, nos concede a nosotros un manto de autoridad moral que viene junto con dicha responsabilidad, la autoridad moral de llevar acabo aquello que sea necesario en el cumplimiento de nuestra responsabilidad; más aun, es la aceptación de nuestro destino, un destino ilimitado, un destino glorioso más allá de la imaginación si en verdad tenemos el coraje de nuestras convicciones si en verdad nos sujetamos a las demandas que nuestra verdad posiciona sobre nosotros. Eso significa que mientras otros hombres siguen viviendo por hoy, continúan buscando solo la auto-gratificación y continúan viviendo vidas que son esencialmente carentes de significado y que no dejan ningún rastro detrás de ellas cuando terminan; nosotros vivimos y trabajamos por la voluntad de la eternidad, y al hacerlo nos volvemos parte de dicha eternidad.

Para algunos nuestra tarea puede parecer muy grande para nosotros, nuestra responsabilidad demasiado abrumadora. Si están en lo correcto, si decidimos permanecer como niños en vez de aceptar nuestra adultez, si continuamos los planes a corto plazo del pasado, entonces en el final habremos fallado completamente y los enemigos de nuestra raza prevalecerán por sobre nosotros, y nuestra estirpe habrá pasado para siempre y todo nuestros sacrificios, y todos los sueños y sacrificios de nuestros ancestros habrán sido en vano; ni si quiera una memoria de nosotros y nuestra gente permanecerá cuando el espíritu creativo del universo intente en otro lugar y en otro espacio y en algún otro modo de hacer lo que nosotros fallamos en hacer. Pero no creo que fallemos, porque en trabajar para lograr nuestro propósito estamos encontrando una vez más nuestra vía al camino natural y correcto para nuestra gente.
Estamos trabajando una vez más en armonía con el Todo y tenemos una poderosa tradición detrás de nosotros. Nuestro propósito es el propósito por el cual la Tierra nació a partir del gas y del polvo del cosmos; es el propósito por el cual el primer anfibio primitivo se arrastró fuera del mar hace 300 millones de años y aprendió a vivir en el suelo. El propósito por el cual la primera raza de hombres, se sostuvieron a partir de las razas de sub-hombres a su alrededor y se reproducían con los de su clase; es el propósito por el cual el hombre capturó los rayos celestiales y le dominaron llamándole “fuego”; el propósito por el cual nuestros ancestro construyeron el primer observatorio astronómico en las planicies británicas hace más de 4 mil años. Es el propósito por el cual Jesús el Galileo luchó contra los Judíos y murió hace 2 mil años. El propósito por el cual Rembrandt pintaba,Shakespeare escribía y Newtow meditaba. Nuestro propósito, el propósito por el cual debemos obsesionarnos es el propósito por el cual los mejores y más nobles hombres y mujeres de nuestra raza a lo largo de las épocas han luchado y muerto, estando conscientes de ello o no. El propósito por el cual buscaban belleza y creaban belleza. El propósito por el cual estudiaban los cielos y se enseñaban a sí mismos los misterios de la naturaleza. El propósito por el cual combatían las fuerzas degenerativas, regresivas y del mal a su alrededor. El propósito por el que en vez de tomar el camino fácil en la vida, el camino hacia el descenso, eligieron el camino ascendente a pesar del dolor, sufrimiento y sacrificio que esta decisión conllevaba.
Sí, ellos hicieron estas cosas, la mayoría de ellos sin tener entendimiento de porqué, tal como aquel primer anfibio que no entendía su propósito cuando se arrastró por el suelo. Nuestro propósito, es el propósito de la creación, nuestro camino es el camino de la conciencia divina, el camino de la auto realización del Creador; esto es el camino que está ordenado a nosotros por lo que somos, debidos a la chispa de conciencia divina dentro de nosotros, y nadie más, ninguna otra raza, puede caminar este camino, nuestro camino , por nosotros. Nosotros solos debemos probar si somos aptos para servir el propósito del Creador y si somos aptos, si una vez más escuchamos al conocimiento interior grabado en nuestras almas por el Creador, si recobrasemos la Fe en las cosas que una vez conocimos como verdad sin entender completamente el porqué y si ahora también nos enseñamos a nosotros mismo el porqué, entonces una vez más estaremos en el camino ascendente ordenado a nosotros y NUESTRO DESTINO SERÁ LA DIVINIDAD.